Desde el punto de vista bursátil mi pronóstico es que Repsol recuperará en poco tiempo el precio anterior a la injustificada expropiación… Y el Gobierno deberá callar para no perjudicar a otras empresas españolas.
En primer lugar, porque el mercado ya había descontado la poblemática de Argentina e YPF: en lo que va de año el sector petróleo ha caído poco más del 1 por ciento, mientras que el batacazo de Repsol supera el 26 por ciento. Es decir, que había que ser muy despistado para no saber que, como escribió hace semanas Financial Times Repsol suministraba una cifras falseadas al mercado, pues en ellas se consolidaba YPF como si estuviera controlada por la compañía española, lo cual estaba lejos de ser cierto.
Inversiones alternativas
Una vez que las cosas están tan mal, ya solo pueden ir a mejor: algo tendrá que pagar el Gobierno argentino por las acciones expropiadas y, en todo caso, Repsol se librará de la deuda que correspondía a YPF.
El retorno por barril de Repsol en Argentina es de 2,5 dólares, mientras que en los otros mercados donde opera la compañía es de 10 dólares. Cualquier dólar invertido en otra parte será más rentable para Repsol.
Dejen de gritar
El Gobierno español ha reaccionado mal: las amenazas de sanciones y medidas por parte de los ministros de Industria y Exteriores suponen rebajarse al nivel populista y demagógico del peronismo.
A más a más, España es el primer inversor extranjero en Argentina, donde los tres grandes del Ibex -Telefónica, Santander y BBVA- obtienen alrededor del 5 por ciento de su beneficio. Y además de ellos operan la hotelera NH, Indra, Abengoa, ACS, Abertis, Prisa, supermercados DIA, ACS, etc.
En un enfrentamiento político diplomático entre España y Argentina solo habría perdedores, pero España perdería más. La buena diplomacia se caracteriza por conseguir resultados sin recurrir al griterío público.
¿Callar ahora significa dar carta blanca a nuevas expropiaciones? El peronismo es imprevisible pero si España ha podido invertir en Argentina es, precisamente, porque otros países –Estados Unidos y Francia, singularmente—ya se retiraron amargados por la arbitrariedad. Suecia y Suiza son, sin duda, áreas más seguras, pero allí no necesitan inversiones. No inviertes donde quieres, sino donde puedes.